En los 10 años que llevo trabajando como preparador físico profesional, he sufrido una rotura de Ligamento Cruzado Anterior (LCA) en uno de mis jugadores. Creo que analizando la prevalencia de esta lesión en baloncesto, puedo considerarme “afortunado”, pero aún así, fue una experiencia realmente dura.
Ocurrió la temporada 2022-2023, con un jugador que fichamos en mitad de la liga, y que el año anterior había sufrido ya una rotura de LCA en la pierna contralateral. Todo iba bien, parecía que estaba adaptándose poco a poco a la carga de entrenamiento, a los partidos, etc. Pero en una acción normal, una bandeja, sin que ocurriese nada malo, notó algo…
Nadie esperaba ese diagnóstico, pero tras la resonancia magnética que se le hizo al día siguiente, el resultado fue claro: rotura del ligamento cruzado anterior. Lo siguiente, puedes imaginarlo: incredulidad, frustración, no entender cómo puede haber pasado…
Al analizar la literatura científica sobre ligamento cruzado anterior en baloncesto, podemos extraer algunos puntos clave. Según Roos et al. (1995), las roturas de LCA representan aproximadamente un tercio de todas las lesiones de rodilla, siendo más prevalentes en mujeres y en jugadores profesionales debido a las mayores demandas físicas del deporte de élite.
Ahora, centrémonos en los factores de riesgo y las causas subyacentes de esta lesión. Según Alentorn-Geli et al., (2008), los factores de riesgo pueden ser:
- Externos: como la temperatura y la superficie de juego.
- Internos (la mayoría modificables), como la laxitud articular. El desequilibrio en la fuerza muscular entre los isquiotibiales y los cuádriceps. Presentar una superficie intercondílea pequeña y estrecha. Encontrarse en fase preovulatoria. Estar en una situación de fatiga muscular. Baja fuerza y propiocepción del core. Una alta dorsiflexión de tobillo al realizar acciones explosivas. Que se produzcan desplazamientos laterales del tronco durante acciones explosivas. Valgo dinámico de rodilla. Rotación interna de cadera aumentada. Rotación externa tibial. Presentar sobrepeso y mala composición corporal en general. Un elevado ángulo Q. Entre otros…
Las roturas de LCA tienden a ocurrir durante acciones específicas, como cambios de dirección, aterrizajes, movimientos que se producen con la rodilla en extensión completa, valgo dinámico o rotación externa de la tibia.
Ahora bien, ¿cómo podemos «prevenir» estas lesiones como preparadores físicos? Según un metaanálisis realizado por Taylor et al. (2015), las intervenciones preventivas pueden reducir significativamente la incidencia de lesiones generales del tren inferior. Así como en lesiones específicas de tobillo. Pero lamentablemente, no han demostrado ser eficaces en la reducción específica de las roturas de LCA.
Esto nos plantea un desafío importante: ¿qué podemos hacer para abordar estos factores de riesgo y proteger a nuestros jugadores de lesiones devastadoras como la rotura de LCA?
Desde el punto de vista de www.preparacionfisicabaloncesto.com pensamos que, a raíz de analizar los factores de riesgo, y los mecanismos lesionales, un buen protocolo «preventivo», debería de basarse en:
- Fuerza, con especial importancia del fortalecimiento del isquio y el glúteo.
- Realización de ejercicios unipodales. Tanto de equilibrio, como de fuerza.
- Fuerza y estabilidad del pie. Con dos puntos clave: mantener el arco plantar, y evitar una pronación excesiva.
- Ejercicios de Feedforward. Es difícil de explicar, te animamos a que uses tu prueba gratuita, y veas el curso que hemos creado en nuestra membresía mensual de formación.
- Aumentar la fuerza del core (zona media del cuerpo).
- Realizar ejercicios con fast drop. Es decir, ejercicios en los que la fase excéntrica sea tan rápida, que dejamos de contactar con el suelo, al bajar.
- Progresar en diferentes formas de CEA (Ciclo de Estiramiento Acortamiento). Desde CEA «lentos», hasta CEA rápidos (con menos de 150ms de tiempo de contacto).
- Entrenar la fuerza-resistencia. Las lesiones, en general, y la rotura de LCA no es una excepción. Suelen darse cuando la fatiga está presente. Si conseguimos que nuestros jugadores estén frescos durante más minutos, es menos probable que se lesionen.
Podríamos seguir hablando de ejercicios, estrategias, etc. Pero lo mejor es que eches un ojo al curso sobre prevención de LCA que vamos a lanzar en unas semanas y que lo veas con tus propios ojos.
Hasta la próxima.
Un saludo.
Álvaro.